Expresión escrita, 3ºESO

Primera tarea

  • Lee atentamente la siguiente descripción y realiza una similar de tu mascota o de tu mejor amigo.
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
 
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
 
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
 
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo [...]

Platero y yo, Juan Ramón Jiménez

  • Describe lo que ves en el siguiente cuadro titulado La habitación de Arlés de Vincent Van Gogh 
 















Segunda Tarea


 Lee el siguiente texto e inventa un final para el mismo (de al menos tres párrafos).



Aquellos pobres fantasmas

En el planeta Bort vivían muchos fantasmas. ¿Vivían? Digamos que iban tirando, que salían adelante. Habitaban, como hacen los fantasmas en todas partes, en algunas grutas, en ciertos castillos en ruinas, en una torre abandonada, en una buhardilla… Al dar la medianoche salían de sus refugios y se paseaban por el planeta Bort, para asustar a los bortianos.

Pero los bortianos no se asustaban. Eran gente progresista y no creían en los fantasmas. Si los veían, les tomaban el pelo, hasta que les hacían huir avergonzados.

Por ejemplo, un fantasma hacía chirriar las cadenas, produciendo un sonido horriblemente triste. En seguida un bortiano le gritaba: -Eh, fantasma, tus cadenas necesitan un poco de aceite.

Supongamos que otro fantasma agitaba siniestramente su sábana blanca. Y un bortiano, incluso pequeño, le gritaba: -A otro perro con ese hueso, fantasma, mete esa sábana en la lavadora. Necesita un lavado biológico.

Al terminar la noche los fantasmas se encontraban en sus refugios, cansados, mortificados, con el ánimo más decaído que nunca. Y venían las quejas, los lamentos y gemidos:

  - ¡Es increíble! ¿Sabéis lo que me ha dicho una señora que tomaba el fresco en un balcón? 'Cuidado, que andas retrasado,- me ha dicho- tu reloj atrasa. ¿No tenéis un fantasma relojero que os haga las reparaciones?

  - ¿Y a mí? Me han dejado una nota en la puerta sujeta con una chincheta, que decía: “Distinguido señor fantasma, cuando haya terminado su paseo cierre la puerta; la otra noche la dejó abierta y la casa se llenó de gatos vagabundos que se bebieron la leche de nuestro minino”.

  - Ya no se tiene respeto a los fantasmas.

-          Se ha perdido la fe.

-          Hay que hacer algo.

  - Vamos a ver, ¿qué?

Alguno propuso hacer una marcha de protesta. Otro sugirió hacer sonar al mismo tiempo todas las campanas del planeta, con lo que por lo menos no habrían dejado dormir tranquilos a los bortianos.

Por último tomó la palabra el fantasma más viejo y más sabio - Señoras y señores -dijo mientras se cosía un desgarrón en la vieja sábana - queridos amigos, no hay nada que hacer. Ya nunca podremos asustar a los bortianos. Se han acostumbrado a nuestros ruidos, se saben todos nuestros trucos, no les impresionan nuestras procesiones. No, ya no hay nada que hacer... aquí.

- ¿Qué quiere decir “aquí”?

- Quiero decir en este planeta. Hay que emigrar, marcharse...

- Claro, para a lo mejor acabar en un planeta habitado únicamente por moscas y mosquitos.

- No señor: conozco el planeta adecuado.

- ¡El nombre! ¡El nombre!

- Se llama planeta Tierra. ¿Lo veis, allí abajo, ese puntito de luz azul? Es aquel. Sé por una persona segura y digna de confianza que en la Tierra viven millones de niños que con solo oír a los fantasmas esconden la cabeza debajo de las sábanas.

- ¡Qué maravilla!

- Pero ¿será verdad?

- Me lo ha dicho -dijo el viejo fantasma- un individuo que nunca dice mentiras.

- ¡A votar! ¡A votar! -gritaron los fantasmas.

- Quien esté de acuerdo en emigrar al planeta Tierra que agite un borde de su sábana. Esperad que os cuente... uno, dos, tres... cuarenta... cuarenta mil... cuarenta millones... ¿Hay alguno en contra? Uno, dos... Entonces la inmensa mayoría está de acuerdo: nos marchamos.

Cuentos para jugar, Gianni Rodari




 Tercera Tarea

Imagina que los únicos personajes supervivientes del cuento "Caperucita roja" son el lobo y la madre de Caperucita. Imagina por un momento, que tanto la madre como el lobo estaban conchabados para que sucediera todo tal y como ha sucedido. Se supone, por tanto, que el lobo regresaría a casa de la madre de Caperucita a relatarle los pormenores del doble crimen perpetrado.

Cuenta lo que pasó en ese encuentro.


Cuarta Tarea                                                


Continúa el siguiente minicuento de Fredric Brown

El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta...


Quinta tarea                                                   

Realiza un texto expositivo similar al siguiente en el que sigas las características propias de estos tipos de textos:

El flan es uno de los postres más famosos de Andalucía. Esta rica receta de flan casero , es muy sencilla de preparar y permite elaborar, en tu propia casa, un rico postre que no solo satisface el paladar más exigente sino que, gracias a la gran cantidad de proteínas que aporta al organismo, el flan representa el postre ideal para los más pequeños de la casa aunque ni tan solo lo mayores puedan resistirse.

Ingredientes:
        Huevos: 7 unidades
        Leche evaporada: 1 lata
        Leche condensada: 2 latas
        Vainilla: 1 cucharada
        Azúcar: 3 cucharadas

Preparación:

        Se pone el azúcar en un cazo y se calienta a fuego lento hasta que se deshaga y quede caramelo líquido.

        Cuando el color del caramelo sea dorado se vierte inmediatamente en el fondo de un molde. Es importante hacerlo rápido porque el caramelo se enfría y se endurece  muy rápidamente

        A continuación se licuan el resto de los ingredientes y se vierten en el molde donde hemos puesto el caramelo anteriormente.

        Se tapa el molde con plástico de cocina y se cuece al baño Maria durante 45 minutos a fuego lento.

        Pasado este tiempo se comprueba se ha cocido lo suficiente o no moviéndolo suavemente (su textura debe parecerse a la de la gelatina.)

        Si está bien cocido se retira del fuego y se deja enfriar en el mismo molde. Si aún está un poco crudo, se deja cocer unos pocos minutos más y luego se deja enfriar.

        Es importante no desmoldar el flan hasta que esté bien frío, a ser posible, antes de servir.